En fin, creo que ha llegado el
momento de leer la elegía ahora que conocemos un poco más a Miguel Hernández y
le tenemos un poco más de cariño. Es uno de mis poemas preferidos de toda la
lírica castellana y la leo con la misma admiración cada curso. Es un poema
sobrecogedor, tristísimo, pero sublime sobre la muerte: los sentimientos de
rabia, de impotencia, de pérdida ante la muerte fulminante de un amigo la
convierten en uno de las composiciones más conocidas del poeta. Miguel recibió
la noticia de la muerte de su amigo de manos de Vicente Aleixandre y una de las
cosas que más le hizo sufrir fue el hecho de no haber podido despedirse de él:"He
llorado a lágrima viva y me he desesperado por no haber podido besar su frente
antes de que entrase en el cementerio". Me gustaría que la leyerais con
detenimiento; pienso que lo merece.
Aparte, positivo para el primero
que me diga el nombre de la estrofa en que está compuesta la elegía.
ELEGÍA
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Buenas noches profesora, el poema no se ve nada, unicamente lineas blancas. Esto se merece un positivo claramente jajaja.
ResponderEliminarÚnicamente****
ResponderEliminarTienes razón, Miguel, no sé qué ha pasado, voy a ver si lo sé arreglar. El positivo te lo tendrás que currar un poco más.
ResponderEliminar¡Arreglado!
ResponderEliminarProfesora, ¿puede ser que las estrofas sean tercetos encadenados? Ya que rima el segundo verso de la primera estrofa con el primer y tercer verso de la segunda estrofa, y así sucesivamente, menos al final que hay un cuarteto.
ResponderEliminarProfesora, ¿puede ser que las estrofas sean tercetos encadenados? Ya que rima el segundo verso de la primera estrofa con el primer y tercer verso de la segunda estrofa, y así sucesivamente, menos al final que hay un cuarteto.
ResponderEliminarMuy bien, Marisol. Al final hay cuatro versos porque los tercetos encadenados se cierran así porque, si no, quedaría un verso sin rima. Y no es un cuarteto (ABBA), sino un serventesio (ABAB). Pero supongo que de todas esas estrofas ya no os acordaréis.
ResponderEliminarPositivo for you. Miguel, a ti también te lo tendré en cuenta, no te preocupes.